domingo, 20 de febrero de 2011

de escribir

























La idea, como se verá, no es escribir demasiado bien que digamos, ni inventar ningún estilo, ni desarrollar una filosofía copada, nada de eso, para empezar. La idea de escribrir es sacarse cosas de encima, por lo menos para mí, que no lo hice siempre, sino desde hace poco. Un día muy raro lo usé de catarsis, me saqué imágenes delirantes de un sortijero en una calesita a medio derretir, con niños jugando mientras se escuchaba el ruidito del metal tintineando, invitando. Como pareció tan útil y tan fàcil, cuando se me ocurre alguito y tengo tiempo, papel y lapicera, le mando palabras que casi nunca vuelvo a leer, excepto cuando mi amiga, mi hermanita viene a buscarlas. Y se las leo en voz alta, y a pesar de que me suenen ingenuas, está bueno porque va guardando momentos, estados de ánimo, algún que otro par de ideas... una alternativa a contarte algo que se me ocurrió el otro día, o me pasó, tomándonos una cerveza en la cañada, y con la  misma perocupación estética que si estuviéramos por la cuarta.
Hace unos días por ejemplo, había una terraza y un personaje que pintaba un perfil de viajero eterno y tenía mucho que decir, o mejor, tenía muchas ganas de decir muchas cosas, de escuchar su propia voz, de reirse mucho, de burlarse de todo como si el mundo fuera un escenario, insistía,  que sin cesar pasa una obra de teatro. Sentados en un banquito de la estrada un jueves a las once de la mañana, mirando pasar gente no podía creer, me decía con los ojos desencajados de entusiasmo, qué ridículo es todo, y cada persona que pasa con su postura y su cara preocupada. No importa que la idea sea vieja, importaba que la hiciera viva, que la pudiera pasar como por ósmosis. Daban ganas de grabar las conversaciones y dárselas a la gente cuando se estresa, para que respire: de la gente como cuerdas que van atando sin saberlo nudos, para no caerse y perderse; o de la gente que uno conoce y sin saberlo tiene un código de cosas y puntos secretos (como los que tenemos en la oreja o en el pie) y te pueden curar, "aún de cosas que ni sabés que tenés", porque te pegan por algún lado y te hacen bien, "en serio". En algún punto nos dimos cuenta que esa se pasaba de absurda, pero estaba de linda. "La cosa es que uno tiene que tener mucha cabeza y mucha mano. Cabeza para inventar el puente entre lo ridículo y las cosas lindas; y con las manos ir descubriendo lo que está y modelando las cosas invisibles, con suavidad, según  el material". Mas o menos así, uno (yo), escribe para conversar, como entre mates o cervezas, por las dudas se pueda atar uno de esos nuditos, y por las dudas contagie.

L.

1 comentario:

  1. palabras, palabrotas, hilos, dedos, nudos, nudillos, eslabones, puentes, toda clase de formas de aventar aire y echar a volar los dientes de león, a ver si se cumple el deseo que guarda la lengua, me gusta mucho lo que decís, no creo que se escriba más que para buscarse junto a los demás, como andar de viaje, ¿no?

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