viernes, 18 de mayo de 2012

Historias sensibles























un hombre acosador
a veces es precedido por otro
que no llega a tanto
que piropea de más y que es pariente o cercano
y mira con ojos demasiado lascivos para el caso...
ahí comienza el miedo y la culpa algunas veces
-de la acosada está claro
que un acosador jamás conoce culpa-...
entonces llega el otro años después
y llega a más
y toca más
y dice más
y enferma más
una se mira al espejo
para decirse fuerte
    que todavía es bonita
    que todavía es alegre
y buscar que las voces lo hagan cierto
pero deja que otro al fin la insulte
o la deje sola o la desprecie
porque una se desprecia tan profundo...
hasta que nace
nace de vuelta del dolor de la vergüenza
nace de vuelta como fuego como grito
y se convence
de que ignorar es el mejor remedio
y llora a veces
acompañada o sola
algún amigo no puede escucharla
porque tiene que acostarse muy temprano
o simplemente porque nunca fue su amigo
algún otro la escucha tan callando
entre que busca una cosa y otra
algún otro le consigue el celular de una psicóloga
para aprender a hacer espinas
desde adentro
a poner freno a armar distancia
a ser más fiera que una loba
aunque averigüe el precio
y se tatúe finalmente una flor de mariposas
subiendo del tobillo
para no perder la inocencia por un rato
aunque se vuelva un témpano
y ya no le importe la mujer ni la hija
de ese hombre acosador que escupe babas
biscosas y amarillas por los dedos
y decida desear
que su esperma se le vuelva negro
                        del miedo
y no eyacule adentro de mujer
y sienta asco
y pena
y soledad
y pida las debidas disculpas
y se vaya al infierno de los seres groseros
a quitarse la culpa a lija gruesa
por toda la piel hasta que sangre
y limpie su mierda
comiendo jabón blanco unicamente
hasta ser digno de nuevo
hasta ser hombre de nuevo
y entonces merecer
                       que lo disculpen

C.


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