sábado, 25 de marzo de 2017

Siendo

me regalaste un bebedero de picaflores
y el azúcar
requerido
las instrucciones para hacer la mezcla
y también para lavarlo
regularmente
específicamente
cada tres días...
me regalaste
tu ilusión de belleza
tu intención de picaflores en mi patio
jugando
bebiendo
luciendo sus múltiples colores
moviendo enérgicamente sus alitas diminutas...
ninguno vino
esperé
una semana y otra
en cambio
llegaron las abejas en enjambre
sedientas del almíbar
cotidianamente....
me regalaste
sin saber
la posibilidad de conocerlas
de intuir sus hábitos solares
y su ausencia nocturna
de poder respetarnos
de cohabitar
de perderles un miedo de tres décadas
edificado en picaduras y aguijones...
me regalaste un bebedero de colibríes
y la abundancia
viejito
a través tuyo
nos regaló la sorpresa
trascendente
la oportunidad recién nacida
de aprender
la convivencia armónica entre los seres
la ocasión de decir basta
de decir no
de renunciar al capricho
de aceptar la realidad
de descolgar el bebedero de picaflores
que honestamente
que dulcemente
que cuidadosamente
me regalaste
de recibir las mariposas
-arcoíris diversos-
que llegaron después
de escribirte este poema
de divertirme
de desperezar
la fe
más común
en la sabiduría
            de la vida

C.


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