vamos a irnos todos
alguna vez
del juego
por propia voluntad
del ser
la vida nos va a llamar
irrenunciablemente
a la expansión
no importa el tiempo
la forma
-que nunca importa-
-la energía se mantiene-
un cuerpo se puede acabar
a ciencia cierta
se sabe
se experimenta con todos los sentidos
una manera de mirar
un abrazo de piel
que indefectiblemente
también termina
de un instante a otro
y se conserva
para siempre
está brotando nuevamente el geranio de flores fucsias
que trasplanté a una botella de plástico
con un corazón
dibujado con fibras
después de los despojos de las últimas piedras
desde la madrugada me ronda una idea de la muerte
ese dolor humano
de no querer
dejar ir
ese miedo
a perder
lo que se ama
quizás
hay que estirar los ojos
y las manos
un cachito
a tientas
más allá
donde empieza el rebrote
donde lo sorprendente
es ordinario
pelusitas de hojas nuevas
volviendo
una mañana cualquiera
a este patio
C.
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